El pasado miércoles 18 de septiembre tuve el honor de reunirme con líderes latinos -de todo el país- para visitar la Casa Blanca, con motivo de la celebración del Mes de la Herencia Hispana. Estando allí, estuve sorprendido por el valor histórico de ese edificio. Dentro de la Casa Blanca hay retratos de presidentes, vicepresidentes y miembros destacados de sus gabinetes colgados en las paredes. Pocos son latinos; pocos se parecen a mí, suenan como yo o provienen de entornos como el mío. Hay una excepción importante: en la Oficina Oval, a unos pies donde el líder del “Mundo Libre” se sienta, detrás de su escritorio se encuentra un busto del líder agrario César Chávez. Él inspiró a millones, incluido el presidente de los Estados Unidos. Es un recordatorio de que podemos construir poder político y que todavía tenemos mucho más por hacer antes de que alcancemos todo nuestro potencial en la comunidad.
El Mes de la Herencia Hispana es una oportunidad muy importante para reflexionar sobre la cultura y tradiciones que la comunidad latina contribuye a nuestro estado y nuestra nación. Pero igualmente importante es que debemos aprovechar este momento para renovar nuestro compromiso de garantizar y honrar a estas contribuciones basándonos en ellas y creando un New Hampshire que dé la bienvenida y alimente a las generaciones futuras. Eso significa que debemos continuar la lucha para solucionar los problemas que preocupan a la comunidad hispana; como confrontar con el corazón a aquellos que buscan hacernos daño a nosotros, a nuestra comunidad y a nuestro futuro.
A partir del 2000, la población latina en New Hampshire se ha duplicado. Desde el 2012 somos la población de más rápido crecimiento en el estado. ¿Por qué? La razón es que New Hampshire defiende los mismos valores que llevamos nosotros: “Vivir libre o morir”, eso nos trajo aquí y es ese espíritu el que queremos proteger.
Estamos haciendo nuestra parte. La comunidad hispana aquí es una piedra angular del crecimiento y la innovación en varias industrias y, literalmente, ha construido gran parte del estado. Somos trabajadores agrícolas que garantizamos que nuestro suministro de alimentos no disminuya. En resumen, somos parte integral de la economía y el éxito de nuestro estado. Nuestros negocios latinos han aportado miles de millones a la economía estadounidense y New Hampshire no es una excepción. En sectores que van desde la construcción hasta la atención médica, los trabajadores hispanos desempeñan funciones críticas, asegurando que los servicios esenciales continúen funcionando de manera eficiente.
Sin embargo, a pesar de su claro impacto, con demasiada frecuencia las innumerables contribuciones de los inmigrantes hispanos se ven eclipsadas por una inquietante retórica política que los presenta como una carga. Algunas de las peores personas de nuestra política han utilizado esta retórica divisiva y nos han llamado invasores, animales y cosas peores. Esta narrativa no sólo es incorrecta sino que es potencialmente peligrosa para nuestra comunidad.
Cuando la gente ataca a los inmigrantes, está atacando a las mismas personas que están ayudando a construir y sostener nuestro estado, está atacando la columna vertebral de nuestras comunidades. Somos propietarios de viviendas, contribuyentes, empresarios y líderes comunitarios. Somos trabajadores agrícolas y nos aseguramos de que nuestro suministro de alimentos no disminuya. Servimos con orgullo en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Somos los primeros en responder. Somos estudiantes, aprendemos en nuestras escuelas y universidades, aspiramos a carreras en Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), educación y servicio público. De hecho, los estudiantes hispanos han mostrado una presencia cada vez mayor en las instituciones académicas de New Hampshire, lo que representa el futuro de una fuerza laboral más diversa y dinámica.
Somos padres que educamos a la próxima generación de estadounidenses orgullosos. Somos estadounidenses y esta gran nación está conformada por inmigrantes. Este no es un fenómeno nuevo, los inmigrantes sentaron las bases de este estado (y en el país) hace cientos de años y nuevas generaciones han llegado para aprovechar y fortalecer su trabajo. La inmigración no es nueva, como tampoco lo es la resiliencia y determinación que han sido características de quienes vienen a Estados Unidos en busca de una vida mejor para ellos y sus familias. Estamos orgullosos de ser parte de esa tradición.
La historia de New Hampshire es, en muchos sentidos, la historia de inmigrantes, de personas que llegaron aquí con un sueño americano y trabajaron duro y durante largas horas para hacerlo realidad. Juntos, recuperaremos esa narrativa y rechazamos el alarmismo que busca dividirnos. La verdad es que los inmigrantes no sólo contribuyen a New Hampshire, sino que ayudan a sostenerlo, tal como lo hacen en todo el país.
Así que del 15 de septiembre al 15 de octubre, no sólo celebremos todo lo que la comunidad hispana aporta a New Hampshire, sino que también reconozcamos aquellas contribuciones que son vitales para el futuro de nuestro estado. Trabajemos para desafiar esas voces divisivas y peligrosas que amenazan a nuestros vecinos, amigos y familiares hispanos. Centrémonos en trabajar junto a ellos para construir un Estados Unidos que les dé la bienvenida a ellos y a todos los demás, brindándoles a todos, independientemente de su origen, una oportunidad de prosperar.
El futuro de New Hampshire es de diversidad e inclusión. Es hora de que lo adoptemos de todo corazón. Como dijo César Chávez: ¡Sí se puede!
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